Para los 10.000 m2 de superficie construida del nuevo edificio ubicado en Cornellà de Llobregat (Barcelona), que consta de 85 viviendas sociales distribuidas en 5 alturas, se han utilizado un total de 8.300 m2 de madera KM0 procedente de los bosques del País Vasco.
El diseño de una matriz de habitaciones comunicantes, que elimina pasillos para garantizar el máximo aprovechamiento en planta, y el uso de la madera en favor de las posibilidades de industrialización del edificio, la mejora de la calidad de la construcción y la notable reducción de los plazos de ejecución y las emisiones de C02, son los ejes de este nuevo edificio de viviendas.
Photo: ©José Hevia.
El despacho de Barcelona Peris+Toral Arquitectes fue el ganador, en 2017, del concurso de ideas licitado por AMB e impulsado por la entidad pública IMPSOL para la redacción de un proyecto de 85 viviendas sociales en el solar antes ocupado por el emblemático cine Pisa del municipio de Cornellà de Llobregat. Se trata de un edificio residencial aislado de cinco plantas de estructura de madera que se apoyan sobre una planta baja de estructura de hormigón armado que responde al uso comercial y de equipamiento público.
Plantas.
Al abordar esta nueva construcción plurifamiliar, Peris+Toral Arquitectes, como puntos fuertes de su estrategia, por un lado, ha considerado diseñar una matriz de espacios que al eliminar pasillos, tanto privados como comunitarios, y proponer habitáculos comunicantes, aprovecha al máximo el espacio en planta, y por otro, utilizar la madera como material principal. “Hemos trabajado con madera por las posibilidades que nos ofrece de industrializar la estructura del edificio y de mejorar tanto la calidad de la construcción, como los plazos de ejecución, así como por la positiva reducción de emisiones que se consigue con un material totalmente sostenible”, explica José Manuel Toral, arquitecto fundador junto a Marta Peris del estudio y responsable del proyecto.
Photo: ©José Hevia.
La edificación se organiza alrededor de un patio que articula una secuencia de espacios intermedios. En planta baja, un pórtico abierto a la ciudad anticipa la puerta del edificio y filtra la relación entre el espacio público y el patio comunitario que actúa como una pequeña plaza para la comunidad. En lugar de entrar directa e independientemente desde la fachada exterior a cada vestíbulo del edificio, los cuatro núcleos de comunicación vertical se sitúan en las cuatro esquinas del patio, de manera que todos los vecinos confluyen y se encuentran en el patio-plaza. En planta tipo, se accede a las viviendas a través de las terrazas privadas que conforman la corona de espacios exteriores que dan al patio. La planta general del edificio se organiza en una matriz de habitaciones comunicantes. Se trata de 114 espacios por planta, y 543 en el edificio, de dimensiones semejantes, que eliminan pasillos tanto privados como comunitarios para obtener el máximo aprovechamiento de la planta. Los espacios servidores se disponen en el anillo central mientras el resto de habitaciones de uso y tamaño indiferenciado, de unos 13 m2, discurren en fachada ofreciendo distintos modos de habitar. Otra terraza en la corona exterior completa la secuencia espacial, el enfilade de espacios interconectados por grandes aberturas, permeables al aire, la mirada y el paso.
Axonometría.
Las 85 viviendas se distribuyen en cuatro agrupaciones y un total de 18 viviendas por planta. Alrededor del núcleo se articulan cuatro o cinco viviendas, de manera que todas las tipologías tienen ventilación cruzada y doble orientación.
Las viviendas constan de cinco o seis módulos, según sean de dos o tres habitaciones. La cocina abierta e inclusiva se sitúa en la habitación central, actuando como pieza distribuidora que sustituye a los pasillos, a la vez que permite visibilizar el trabajo doméstico y evitar roles de género.
La dimensión de las habitaciones, además de ofrecer una flexibilidad basada en la ambigüedad de uso y en la indeterminación funcional, permite una crujía estructural óptima para la estructura de madera. Al tratarse de vivienda social, para lograr la viabilidad económica se ha optimizado el volumen de madera necesario por m2 de construcción hasta llegar a 0,24 m3 por m2 de superficie construida.
Photo: ©José Hevia.
85 social dwellings in Cornellà de Llobregat (Barcelona), Spain
For the 10,000 m2 floor area of the new building in Cornellà de Llobregat (Barcelona), consisting of 85 social dwellings on five floors, a total of 8,300 m2 of zero KM wood from the forests of the Basque Country have been used.
The layout of communicating rooms to eliminate passages and make full use of the floor plan, and the recourse to wood to enable industrialization of the process, improve the quality of the construction and notably cut building deadlines and reduce CO2 emissions are the most notable aspects of this new social housing block.
Photo: ©José Hevia.
In 2017, Barcelona-based Peris+Toral Arquitectes won the ideas competition organized by AMB and promoted by the public body IMPSOL to design a project for 85 social housing units on the site formerly occupied by the iconic Pisa cinema in the Barcelona municipality of Cornellà de Llobregat. It is a freestanding residential building comprising five wood-framed floors supported by a reinforced concrete structure on the ground floor to accommodate shops and public facilities.
Photo: ©José Hevia.
As the key points in their design strategy for this multifamily construction, Peris+Toral Arquitectes decided firstly to create a layout of spaces which, by eliminating both private and communal passages and proposing communicating rooms, makes the most of the floor plan, and, secondly, to make wood the primary construction material. “We chose to work with wood due to the possibilities it offers for industrializing the structure of the building and improving both the quality of construction and the time it takes, and the positive reduction of emissions you get with a totally sustainable material”, explains José Manuel Toral, architect and co-founder with Marta Peris of Peris-Toral Arquitectes, and the architect responsible for the Project.
Photo: ©José Hevia.
The building is organized around a courtyard that links a sequence of intermediate spaces. On the ground floor, a portico open to the city anticipates the doorway of the building and filters the relationship between public space and the communal courtyard that acts as a small plaza for the community. Instead of entering each of the building’s hallways directly and independently from the outer façade, the four communication shafts are located in the four corners of the courtyard, so that all the inhabitants come together and meet in the courtyard- plaza. On the typical floor, access to the dwellings is via the private terraces that make up the ring of outdoor spaces overlooking the courtyard. The building’s general floor plan is organized by means of a layout of communicating rooms. There are 114 spaces per floor, 543 in the building, of similar dimensions, that eliminate private and communal passageways to make full use of the surface area. The server spaces are arranged in the central ring while the rest of the rooms, of undifferentiated uses and size, approximate 13 m2, run along the façade, presenting themselves to different forms of occupation. Another terrace in the outer ring completes the spatial sequence, the row of spaces interconnected by large openings, permeable to air, sight and movement.
Photo: ©José Hevia.
The 85 dwellings are distributed in four groupings, with a total of 18 units per floor. Four or five homes are laid out around each nucleus, so that all typologies have cross ventilation and dual orientation.
The homes consist of five or six modules, depending on whether they have two or three bedrooms. The inclusive, open-plan kitchen is located in the central room, acting as a distributor that replaces passages, while making domestic work visible and avoiding fixed gender roles.
The size of the rooms, in addition to offering flexibility based on ambiguity of use and functional indeterminacy, allows an optimal structural space for the wooden structure. As this is social housing, to ensure economic viability the volume of wood required has been optimized to 0.24 m3 per square metre of built area.
Photo: ©José Hevia.