El ingeniero Javier Martinez de la Hidalga, que tenía el encargo de construir la nueva sede social de Bankinter en el Paseo de la Castellana, encomendó la tarea del proyecto a los arquitectos Ramon Bescós y Rafael Moneo, atendiendo el consejo del entonces estudiante de arquitectura Francisco G. Quintana.
Foto: ©Michael Moran / OTTO. (haga clic en la imagen para ver la galería de fotos)
Bankinter rompió con la costumbre de derribar antiguos palacios para levantar sedes de instituciones, industriales o financieras, manteniendo el palacio existente del Marqués de Mudela, una dignísima muestra de la arquitectura ecléctica madrileña de fines de siglo XIX.
El nuevo edificio convive con el existente a un tiempo que mantiene su autonomía. El cambio del acceso – que se produce ahora desde la calle Marqués de Riscal y no desde la Castellana – da lugar a que los edificios mantengan su independencia y a que la afilada esquina/proa – a que da lugar la diagonal que impone la servidumbre a las ventanas del edificio colindante – exagere la altura del edificio. Pero tal independencia no es óbice para que el nuevo edificio pague tributo de respeto al palacete existente utilizando para la construcción del mismo un ladrillo prensado similar.
Axonometría. (haga clic en la imagen para ver la galería de fotos)
Bankinter hace uso de una geometría en la que las directrices oblicuas prevalecen y en la que la atención a todo lo contingente – circulación, ordenanzas – contribuye definitivamente a establecer el rotundo volumen.
Dicho todo esto también convendría señalar que en tiempos en los que el brutalismo prevalecía, Bankinter apostaba por la precisión y la calidad. Algo que se refleja en el cuidado puesto en el diseño de los elementos y de un modo particular en el de las ventanas. Y que confirma el hecho de incluir obras de arte, sea el fresco de Pablo Palazuelo en el foyer o los bajorrelieves de Francisco López Hernández en las plantas altas.
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Bankinter, Madrid, Spain, 1972-1976
Engineer Javier Martínez de la Hidalga, in charge of building the new Bankinter headquarters on the Paseo de la Castellana, assigned the project to architects Ramón Bescós and Rafael Moneo.
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Bankinter broke away from the custom of demolishing palaces to erect institutional, industrial, or financial headquarters. Bankinter instead preserved the palace of the Marquis of Mudela, an excellent example of eclectic, turn-of-the-century Madrid architecture.
The new building coexists with the old one, but also maintains its independence. This is thanks to an entrance of its own (on Marqués de Riscal instead of the Paseo de la Castellana), which also allows the sharp corner (caused by the diagonal imposed by the serving staff area on the windows of the neighboring building) to exaggerate the building’s height. The new building still pays tribute to the palazzo, however, buy using a similar type of brick.
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Bankinter makes use of a geometry in which the oblique directrix prevails and where the definitive volume is established through special attention to what is contingent (circulation, ordinances).
It is also important to note how, at a time when brutalism was the dominant architectural style, Bankinter opted for precision and quality, especially visible in the careful design of the windows and in the inclusion of works of art, e.g., Pablo Palazuelo’s fresco in the foyer, or the bas-reliefs of Francisco López Hernández on the upper floor.
Situation plan. (click on the image to view the photo gallery)